Maldita perfección: Escritos sobre el sacrificio y la celebración de la belleza, de Rafael Argullol

Aquel que elaboró la desafortunada frase: “Sobre gustos no hay nada escrito”, con toda seguridad, no había visto de los libros ni el forro. Porque sobre gustos, arte y artistas han corrido ríos de tinta desde que existe la imprenta, y es poco probable que alguna vez se deje de teorizar y especular sobre el hecho estético bajo cualquiera de sus formas.

Esta es una obra compuesta de veintidós artículos conectados por un tema común que posee, además, una progresión temática. Como su título indica, trata cuestiones relacionadas con el arte, sus autores, fuentes de inspiración y cuestiones que suscita con una prosa impecable y una profundidad y erudición poco frecuentes. Su perspectiva es personal, sus análisis no son refritos de otros anteriores sino que están fundamentados en la experiencia de la contemplación artística, que el autor aborda sinceramente y con una gran habilidad para relacionar tendencias, autores, épocas y temáticas.

De un capítulo a otro, asistimos a los avatares del nacimiento del arte moderno, pero también se nos convence de la necesidad de acudir a los maestros para entender mejor nuestra existencia, o se nos enfrenta a las particularidades del continente americano, o se efectúa una panorámica que engloba las particularidades del siglo pasado, o se nos informa del carácter supra humano del hecho poético, que a su vez, favorece la introspección, imprescindible para el poeta y sus lectores aunque sea de forma inconsciente. Los personajes y aspectos que suscitan su interés son muchos y variados y, en consecuencia, muy amplio el panorama que propone al lector. Creadores tan distintos y geniales como Tomas de Lampedusa, Dostoievski, Visconti, Hólderlin, Flaubert o Lucrecio atraviesan velozmente sus páginas. De su mano, descubrimos aspectos nuevos de la obra en sí misma, su autor o el proceso que le llevó a producirla. Contemplamos cómo la armonía clásica de Durero o Miguel Angel es desbancada por la sinrazón moderna de Rothko y De Chirico pero a la vez constituye sus cimientos, los genes sin los que su nacimiento no se hubiera producido nunca.

La relación entre autores también puede ser transversal, como ocurre con el capítulo El pintor desnudo que relaciona a Balzac con Picasso. Este ilustró con nada menos que sesenta y cinco dibujos el relato titulado La obra maestra desconocida escrita por el novelista francés. Su temática unas veces tiene relación con el relato y otras versa sobre cuestiones relacionadas con el momento creativo. En El viaje de viajes sostiene que la literatura es un viaje en sí mismo, y el escritor un viajero en esencia, aunque no se haya movido de su sitio ni traslade a sus personajes a otro sitio que su propio interior. La imaginación es el motor que pone en marcha ese movimiento, y este constituye una metáfora de ese largo viaje que supone la existencia. La pasión del jugador analiza la finura psicológica de Dostoievski al describir con total precisión los rasgos de la conducta del personaje. La creación lírica es descrita como un medio para defender la integridad espiritual del individuo aturdido por el bullicio que le rodea en Defender la poesía en medio del ruido; considera, además a esta un patrimonio humano que se va desarrollando por sí solo a lo largo de los siglos, repitiendo temáticas y evolucionando independientemente de los individuos que la crean, meros intermediarios de la magia poética. En La dama de las estrellas, y a través de la reflexión sobre El Gatopardo, afirma que el siglo XX ha destruido al héroe clásico para crear al antihéroe moderno.  Un siglo que es diseccionado en el artículo titulado Ráfagas sobre un siglo,  dotándole de nueve atributos propios: la obsesión por las alturas desafiantes, simbolizada en las Torres Gemelas, más tarde ampliamente superadas, el afán por desarrollar ciudades populosísimas cuyo paradigma podría ser Sâo Paulo, la puesta en marcha de diversas utopías revolucionarias, la materialización de la muerte en masa, el nacimiento de la energía nuclear, el empeño por explorar el espacio, el desarrollo de la utopía biológica, el surgimiento de una gran atrofia moral sustituida por una sobrevaloración de la economía y la capacidad ilimitada para transformar y transformarnos. Hay más enumeraciones, la que se expone en Los cinco oficios del escritor y otra, que tiene lugar en Los siete espíritus de América, que se concretan en: el silencio, el vacío, la fusión, el cambio, lo abierto, la intensidad y el infinito. Hablando de este, define al continente de esta forma:

“América es la work in progress de un extraño dios, generoso pero poco compasivo: ha dado mucho para poder quitar mucho. Mantiene vivos a los volcanes, sopla ciclones contra las costas y, en el peor de sus arrebatos, desplaza los suelos del continente para provocar los terremotos que llegan a nuestros oídos con metódica regularidad. A cambio de tanta muerte, ofrece, sin embargo, una sobredosis de vida, un exceso de mundo a través del cual, las de los paisajes y las de los hombres, toman la forma de un eterno nacimiento.”
 

PRIMERA EDICIÓN: 2013 – EDITORIAL: ACANTILADO - PÁGINAS: 240

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