Esperando a míster Bojangles, de Olivier Bourdeaut
Atención a esta novela. Tomen nota aunque
solo sea para posicionarse a favor o en contra, ya que sin información previa
es posible que hagan caso a cualquier recomendación ocasional como –incauta de
mí– se me ocurrió hacer el año pasado. “Esperando
a míster Bojangles es la novela francesa de la temporada, me gustaría saber
tu opinión” dijo alguien, y al día siguiente ya estaba yo en la librería
buscando el libro de marras.
Porque ¿cómo resistirse? Olivier Bourdeaut
se ha llevado cinco o seis premios en un tiempo record. Ahora sé que se trata
de su primera novela pero en ese momento no me fijé. De haberlo hecho,
probablemente me lo hubiese pensado mejor.
Dirán ustedes “¿es que no tiene nada
bueno?” Claro que lo tiene, pero lo que es positivo para algunos puede parecer engañoso a gente como yo, un poco más tiquismiquis que la media.
Puedo asegurarles que se van a divertir y
emocionar a partes iguales, que lo leerán como se bebe un vaso de agua, que se
lo pueden recomendar a los jóvenes de su entorno porque su asequibilidad y el
hecho de que el protagonista sea un niño son factores (casi) seguros de éxito
entre adolescentes. Además, la trama está bien estructurada y sus ingredientes
tan medidos que contiene un poco de todo. El autor ha encontrado la fórmula
ideal para obtener una excelente acogida (veni, vidi, vici). Y aquí empiezan mis objeciones: el producto es
bastante redondo, pero se trata de un producto. No encuentro el aliento
personal de su autor sino a un cocinero elaborando una receta magistral para
crear una fábula de corte contemporáneo tan simple como se puede esperar del
género, algo ñoña y poco o nada verosímil.
Bourdeaut nos enfrenta a una peculiar
familia compuesta por los padres y un hijo único. Lo que la distingue de otras
no radica en sus miembros, claro, sino en la excentricidad de estos. Y a veces
la excentricidad roza el desequilibrio, pero vamos a fingir que estamos
jugando. Aunque sepamos que no hay juego que valga sino una realidad muy cruda si
lo que estamos tratando es la enfermedad y sus consecuencias junto a torpes
infracciones de la ley, acompañadas de angustia y sufrimiento infinitos. Hasta
el amor parece a prueba de bomba: no sufre el menor menoscabo ocurra lo que
ocurra. En todo ello radica su enclenque verosimilitud, pero también su
ternura, muy de alabar por algunos pero que no considero suficiente para hacer
digerible la novela. Ni eso ni el optimismo a ultranza.
Debo reconocer que la lectura es amena,
que la progresión de comedia a drama soterrado está bastante conseguida, y que podemos
recurrir a ella siempre que busquemos una lectura cómoda, rápida, imaginativa,
poco convencional y que sea capaz de emocionarnos.
EN ATTENDANT BOJANGLES – PUBLICACIÓN: 2015 – (EN
ESPAÑA: 2017 – NARRATIVA SALAMANDRA – TRADUCCIÓN: JOSÉ ANTONIO SORIANO MARCO –
PÁGINAS: 152)
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